Son una respuesta de nuestro cuerpo ante un exceso de fricción y/o presión en determinadas áreas del pie. Los callos y las callosidades son capas duras y gruesas de piel que aparecen cuando la piel intenta protegerse de la fricción y la presión. Casi siempre se forman en los dedos de las manos o de los pies.

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En conclusión, podemos decir que los callos son capas de piel engrosadas estas a su vez son causadas por la repetitiva presión o fricción en el punto donde el callo o la callosidad se presenta.

 

Causas de los Callos o Helomas:

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En el siguiente indicamos las causas más comunes por las que se producen los callos en los pies:

 

1. Usar zapatos que no calzan bien: Los zapatos ajustados, con punta estrecha y de taco alto pueden comprimir algunas zonas del pie. Cuando el calzado queda flojo, el pie puede resbalarse varias veces y frotarse contra el zapato. El pie también puede frotarse contra una costura o una punta que esté dentro del zapato. Lo cual favorecen la aparición de los callos.

2. No usar calcetines. Los calcetines actúan como barrera entre la piel del pie y el calzado, pero cuando no llevamos, el roce de la piel (sobre todo de los dedos) provoca la aparición de esta lesión. A su vez, si los calcetines están mal colocados (formando arrugas o pliegues) también pueden generar fricción y por lo tanto callosidades.

3. Tocar instrumentos musicales o utilizar herramientas manuales: Las callosidades en las manos pueden aparecer a causa de la presión reiterada que se ejerce al tocar un instrumento musical, al utilizar herramientas manuales o, incluso, al escribir.

4. Mala Pisada: No todos apoyamos igual al caminar ni repartimos la presión de la misma manera. Por todo ello, muchas veces se generan callos y durezas en los mismos puntos debido a una incorrecta forma de pisar.

5. Falta de Hidratación: La piel del talón es una de las partes más afectadas por la deshidratación del pie, ya que se produce una acumulación de descamaciones y células muertas.

6. Otras Patologías: Los juanetes, dedos en garra, mazo o martillo también pueden fomentar la aparición de Callos Plantares por la presión que ejerce esta deformación contra la piel y el calzado.

 

 

Síntomas al presentar Callos o Helomas:

 

Podrías tener un callo si observas:

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• Un área de piel gruesa y dura.

• Una protuberancia dura y elevada.

• Sensibilidad o dolor debajo de la piel.

• Piel cerosa, seca o escamosa.

• Pueden provocar dolor o molestia al tocarlos, rozarlos o cuando caminamos.

 

Los callos y las callosidades no son lo mismo:

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1. Los callos: son más pequeños que las callosidades y tienen un centro duro rodeado de piel inflamada. Los callos suelen desarrollarse en la parte de los pies que no soporta peso, como las puntas y los costados de los dedos e, incluso, entre los dedos.

2. Las callosidades: rara vez son dolorosas. En general, se forman en las plantas de los pies, especialmente debajo de los talones o la región metatarsiana, en las palmas de las manos o en las rodillas. Las callosidades varían de tamaño y forma, y con frecuencia son más grandes que los callos.

 

Tipos de Callos o Helomas y su Clasificación: 

 

Universalmente, y sobre todo por desconocimiento, la población en global llama “callos” a cualquier lesión “dura” que aparece en la piel del pie. En tal sentido para evitar confusiones, es importante saber diferenciar todas estas alteraciones en la piel:

 

Existen 2 tipos de Callos o Hiperqueratosis plantares:

 

1.- Callos o Durezas Difusas:

 

Es una alteración en la piel con mayor extensión y estas son superficiales, se caracterizan por tener los bordes sin definir y un color amarillento, que deriva del cúmulo de queratina en la zona.

 

Los helomas a diferencia crecen hacia dentro y son más profundos causando dolor, las durezas se producen en las capas más superficiales de la piel y generalmente no provocan dolor o molestia.

   

2.- Callos o Helomas Localizados:

 

En el caso de los helomas las alteraciones en la piel están más concéntricas, profundas y definidas, las cuales según la zona pueden generar molestias o dolor al tocar o caminar. En muchas ocasiones, los helomas no son tan visibles ya que se encuentran cubiertos por durezas. 

 

Dentro de los helomas podemos encontrar varios tipos de los cuales podemos identificar los siguientes:

 

• Los Helomas Dorsales: Estas son lesiones que aparecen en la parte superior de los dedos debido a la fricción que sufren con el calzado. Son muy habituales en personas que sufren patologías como dedos en garra, dedos en martillo y dedos en mazo.

 

• Los Helomas Interdigitales o también conocidos como (Ojo de Gallo u Ojo de Pollo: Esta lesión también se produce por la fricción y presión, pero en este caso los “causantes” son los huesos de los dedos cuando rozan unos con otros. Por ello, el “ojo de pollo” se localiza entre los dedos del pie, con más frecuencia entre el cuarto y el quinto ortejo.

 

• Los Helomas de Fondo de Saco: Estos callos aparecen en la parte blanda que une 2 dedos del pie. Suele ser doloroso y aparece con más frecuencia entre el cuarto y quinto ortejo.

 

• Los Clavos Plantares: Aparecen en la planta del pie por la fricción y presión sobre esta zona. Presentan mayor dolor al roce y al caminar, ya que da la sensación como si pisáramos un “clavo” en cada paso que damos.

 

 

Tratamiento para los Callos o Helomas:  

 

Ante todo, se debe tener en cuenta que para tratar los callos es primordial acudir a un Especialista para que determine el origen de esta lesión y de esta forma indicar el tratamiento más adecuado.

 

También es necesario dejar en claro que, aunque muchas personas piensen lo contrario, el tratamiento para la eliminación de los callos es indoloro para el paciente.

 

El Podólogo Especialista de PodoCenter realizará el tratamiento más adecuado según cada caso. Entre ellos los más relevantes son:

 

1.- Quiropodia: Este consiste en un tratamiento podológico habitual para las alteraciones en la piel de los pies, en el cual de eliminan las callosidades y alteraciones en las uñas de los pies, con el fin de evitar y prevenir posibles molestias.

 

En este tratamiento, la exfoliación y delaminación será clave para eliminar la acumulación de células muertas en la piel del pie o durezas producidas por la anomalía.

 

En el caso de los heloma, el proceso ya mencionado permitirá llegar a capas más profundas de la piel, donde se encuentra el heloma para ser tratado. Gracias a instrumentos específicos del podólogo se realizará la enucleación del heloma, es decir, la retirada profunda. 

  

2.- Los Callicidas: En ningún Caso se deben tratar los callos, helomas o durezas con estos productos químicos los cuales NO se aconseja su Uso por los Especialistas en Podología, ya que estos no eliminan la causa del problema, sino que generan una herida y quemadura en la piel que agrava la situación.

 

En su defecto lo Especialista en Podología pueden ofrecer Formulas Magistrales como Ablandadores de Callos los cuales ayudan a ir regulando la afección de manera progresiva.  

 

3.- Ortésicos: Sabiendo que en gran mayoría de casos los callos son producidos por anomalías atípicas en los pies como; juanetes, dedos en garra, dedos amartillados y otros, es así que el podólogo puede sugerir el uso de anillos de silicón, protector de juanetes, reductor de dedos en garra y más.

 

Estos evitaran los roces de la piel con el calzado y prevendrán de manera efectiva que el callo se produzca o siga avanzando, así como aliviar el dolor producido por el roce.

 

Consejos y Recomendaciones para evitar los Callos:

 

El profesional en podología también ayudará al paciente a elegir el calzado adecuado según su forma de pisar y caminar, y a su vez tendrá en cuenta otras patologías que puedan afectarle, como deformidades, diabetes, mala circulación, entre otros.

 

Por lo tanto, los siguientes enfoques pueden ayudarte a prevenir los callos:

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• Utilizar un calzado adecuado que permita tener un espacio adecuado para la flexibilidad de los dedos: Si no puedes mover los dedos, los zapatos están muy ajustados. Es por ello que se recomienda la compra del calzado en horas de la noche que es donde el pie se encuentra más dilatado y esto permite comprar una talla adecuada e idónea para cada persona.

• Utiliza recubrimientos de protección: Utiliza plantillas de fieltro, plantillas para callos no medicinales o vendas en los lugares en los que el calzado te apriete. También puedes probar separadores de dedos o colocarte alguna lana de oveja entre los dedos del pie.

• Utiliza guantes acolchados cuando uses herramientas manuales: O bien, intenta recubrir tus herramientas manuales con cinta de tela o con algún revestimiento.